Cómo escribir un microrrelato
Hace poco os comentábamos que el reto para el mes de febrero consistía en la escritura de un microrrelato. Hoy queremos compartir con vosotros algunas claves para llevar a cabo esta tarea.
En esta entrada analizaremos en qué consisten exactamente los microrrelatos y cuáles son las claves para escribirlos. Espero que los siguientes consejos os gusten y os ayuden a la hora de desarrollar este peculiar género literario:
Hace poco os comentábamos que el reto para el mes de febrero consistía en la escritura de un microrrelato. Hoy queremos compartir con vosotros algunas claves para llevar a cabo esta tarea.
En esta entrada analizaremos en qué consisten exactamente los microrrelatos y cuáles son las claves para escribirlos. Espero que los siguientes consejos os gusten y os ayuden a la hora de desarrollar este peculiar género literario:
1. Sé breve
El microrrelato es un historia de ficción muy breve, tan breve que apenas necesita unas líneas para ser contada (por norma general tiene entre cinco y doscientas palabras).
El microrrelato es un historia de ficción muy breve, tan breve que apenas necesita unas líneas para ser contada (por norma general tiene entre cinco y doscientas palabras).
2. Navega entre géneros
El microrrelato no es un género narrativo al uso. Tiene también su parte poética, a veces se mezcla con los aforismos, con los haikus… Es una expresión artística muy peculiar que navega a medio camino entre distintos géneros literarios. Por lo tanto, cuando escribas microrrelatos, siéntete libre para experimentar.
El microrrelato no es un género narrativo al uso. Tiene también su parte poética, a veces se mezcla con los aforismos, con los haikus… Es una expresión artística muy peculiar que navega a medio camino entre distintos géneros literarios. Por lo tanto, cuando escribas microrrelatos, siéntete libre para experimentar.
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10. Atrapa al lector
La estructura perfecta para un microrrelato consiste en lo siguiente: empieza intrigando al lector, lánzalo en medio de una acción o una imagen evocadora que le lleve a seguir leyendo porque quiere saber qué ocurre. Es como un misterio. El lector sigue leyendo y se encuentra, de repente, con un giro o un final sorprendente, algo que arroja luz sobre las palabras anteriores y lo deja noqueado. Finalmente, la última frase lo invita a la reflexión (el poso del que hablábamos antes).
Fíjate, por ejemplo, en este precioso microrrelato de Paz Monserrat Revillo titulado “Herencia”: “Antes de ponerse el pendiente frotó el metal que rodeaba el zafiro con un bastoncito impregnado en líquido para limpiar plata. Cientos de estratos de tiempo levantaron el vuelo dejando la superficie luminosa y desnuda. Se acercó, curiosa, y la joya le devolvió el rostro adolescente de su abuela probándose el pendiente ante un espejo”.
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