La síntesis del primer cromosoma plantea las cuestiones más profundas de la biología, pero también
abre una catarata de aplicaciones terrenales
Todo avance científico plantea más preguntas que respuestas, y la síntesis del primer cromosoma de un organismo superior no es una excepción. ¿Puede enviarse un genoma a otro planeta para que surja allí la vida? ¿Es la vida un texto (agcattgcaa…) como lo es una novela? Si lo es, ¿sabemos escribirlo, y cuando sepamos querremos hacerlo? ¿Es la solución de la naturaleza la mejor posible, o la fuerza de la razón puede superarla? ¿Y en qué sentido que no resulte inaceptable? ¿Podremos reconstruir a partir de su genoma especies extintas como el mamut y el hombre de neandertal? ¿Y qué podremos entonces hacer con nuestra propia especie, el Homo sapiens?
No teman: ningún científico en activo —o al menos ninguno que esté solicitando financiación a un organismo público— responderá a esas preguntas. Ni siquiera admitirá que tengan sentido. Pero el lector ya sabrá que lo que dice la gente no tiene gran cosa que ver con lo que piensa. Y créanme: no hay un solo genetista o biólogo molecular en el planeta que no haya pensado en esas cosas. ¿El doctor Victor Frankenstein ataca de nuevo? No. Intentemos ver un poco más allá de los tópicos.
Ver...La receta de Dios | Sociedad | EL PAÍS
Comentarios
Publicar un comentario